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martes, 31 de mayo de 2011

“Mi confrontación con la docencia”






El presente trabajo es una reflexión acerca de mi experiencia docente que comparto con todos ustedes,  de cómo llegue a la docencia y mi experiencia en la misma, actividad del primer módulo de la especialización.
Durante el primer año de la preparatoria yo tenía la inquietud por ser maestra de preescolar ya que me gustaba tener contacto con los niños y sentía una comunicación muy especial con ellos, en el segundo año yo quería saber si realmente era lo que yo deseaba estudiar y si tenía las habilidades para desempeñar esa profesión, el pedagogo de la escuela nunca me oriento, solo me prestaba libros pero no platicaba conmigo acerca de mis habilidades y aptitudes, para mi tercer año me impartieron la materia de psicología y me llamo la atención y creí que era una buena opción y podría trabajar con niños que era lo que me gustaba, ingresé a la Universidad Nacional Autónoma de México a la licenciatura de Psicología y ahí me incliné por la psicología clínica, cuando egresé de la universidad trabajé dando cursos de capacitación, posteriormente me incorporé al DIF en donde desempeñaba mi carrera dando terapia, mi hermano había concluido el bachillerato en el CBT Temamatla, la directora le comentó a mi mamá que si me interesaría  laborar dentro de la institución como orientadora y así fue como llegué a ingresé como docente al nivel medio superior. Cuando me incorporé al CBT como orientadora me enfrenté a una situación muy difícil ya que la orientadora que estaba antes que yo la habían cambiado y los alumnos sentían un rechazo hacía mi, ya que ellos creían que por mi culpa habían transferido a su orientadora a otra institución, algo que no era cierto ya que cuando a mi me contrataron el lugar estaba vacante, al empezar a trabajar en los grupos me encontré con un rechazo e indiferencia por parte de los alumnos, aún recuerdo que cuando llegaba al salón de clases, era muy difícil llamar su atención y para mi se convirtió en un reto, por las tardes llegaba a mi casa y buscaba algunas actividades con las que pudiera lograr llamar su atención,  al realizar algunas dinámicas detecté en los alumnos mucha agresividad y alumnos que venían de familias disfuncionales, con baja autoestima, entre otros; me percaté que en la escuela se vivía un ambiente frío y hostil y comencé  a trabajar sobre las emociones, recordé mi estancia en la preparatoria cuando sentía esa necesidad de ser escuchada y orientada y así fue como fui cambiando actitudes y conductas, ahí descubrí que me gustaba trabajar con adolescentes enseñar y transmitir conocimientos, poder brindarles una orientación que en ocasiones buscan y no encuentran, escuchar sus gritos de desesperación por ser escuchados, comprendidos y apoyados,  me siento satisfecha de trabajar con adolescentes de poder ser parte del proceso enseñanza-aprendizaje, cada día que piso un salón de clases aprendo algo nuevo, mis alumnos forman parte de mi vida y yo de ellos, el ser docente de educación media superior me llena de mucha satisfacción ya que es la etapa en la que los alumnos deciden que camino seguir, no es una tarea fácil pero yo me entrego día con día a ellos se que con una palabra de aliento, un abrazo, una sonrisa puedo cambiar su vida, me llena de alegría, dicha y satisfacción que mis alumnos desde la primera generación que egresé hasta la última del ciclo escolar que acaba de terminar me llaman por teléfono para contarme que están estudiando, que ya se recibieron, que se acuerdan de mi por los consejos que les daba, eso es algo que no cambiaría por nada, porque cada visita, cada llamada de un exalumno es para mi un escalón más para llegar a la cima, ellos me impulsan a seguir adelante, a prepararme profesionalmente para poder brindarles lo mejor, porque gracias a ellas estoy en un salón de clases, un día me dijeron que las cosas pasan por algo y para algo y se que llegar a ser docente no fue coincidencia,  llegué para poder brindar conocimientos y para ¿qué? Para dar mucho amor a mis alumnos y enseñarles a amar todo lo que hacen. Los motivos de insatisfacción que tengo es que no se nos dan las facilidades para poder trabajar con los alumnos en el aspecto emocional que es una de las causas de deserción, no tenemos los espacios necesarios para trabajar con un alumno problemáticas específicas, no tenemos materiales como pruebas psicológicas para trabajar con ellos; pero a pesar de todas esas carencias seguiré luchando para dar lo mejor de mi y brindar esa luz de amor y esperanza a todos mis alumnos porque amo lo que hago y mi razón de ser son mis alumnos.




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